Lloyd Newell's talk on the Music and the Spoken Word on June 30, 2013.
Anniversaries, birthdays, holidays, and other commemorations are an important part of life. They give us a chance to mark our progress, celebrate for a moment our accomplishments and growth, and renew our bonds as a family, community, and nation. And so today we celebrate this land that we love.
As we do, we recognize that although we have much to celebrate, things are not perfect. Even as patriotic parades and picnics unfold and as dazzling fireworks burst in the air, we know that there are problems at home and abroad. But those troubles and challenges should not damper our fervent love of country, nor should they discourage our desire to do our part to make this nation better. Just as there have always been difficulties, things can always get better—as long as courageous people reach out to one another in love.
In 1968, Gerald Ford, then a member of the House of Representatives, saw true patriotism as the solution to the difficulties facing the nation. He said: “America now is stumbling through the darkness of hatred and divisiveness. Our values, our principles, and our determination to succeed as a free and democratic people will give us a torch to light the way. And we will survive and become the stronger—not only because of a patriotism that stands for love of country, but a patriotism that stands for love of people.”1
Indeed, true patriotism is more than love of country—it is love of people. That is the torch that lights the way to our best future. Think of fireworks as celebrations of individual lives, past and present—each unique and magnificent. Think of parades and picnics as gatherings of love for the people who have made us who we are. We will survive and thrive as a nation as we love our country and as we love one another.
Program #4372
1. In Suzy Platt, ed., Respectfully Quoted: A Dictionary of Quotations (1993), 246–47.
Aniversarios, cumpleaños, días festivos y otras conmemoraciones, son parte importante de la vida pues nos dan una oportunidad de marcar nuestro progreso, de celebrar nuestros logros, y de renovar nuestros lazos como familia, comunidad y nación. En los Estados Unidos, hoy celebramos esta tierra que amamos.
Al hacerlo, reconocemos que aun cuando hay mucho para festejar, no todo es perfecto. A la misma hora de celebrar con actos patrióticos y llenar el aire con fuegos artificiales, sabemos que existen problemas aquí y en todas partes del mundo. Pero tales desafíos no deberían disminuir el ferviente amor por nuestra tierra, ni coartar el deseo de hacer lo posible para mejorar nuestro país. Así como siempre ha habido dificultades, las cosas también se pueden mejorar en la medida que la gente extienda manos de servicio y amor.
En 1968, Gerald Ford, entonces miembro de la Cámara de Diputados de Estados Unidos, vio en el patriotismo la verdadera solución para los problemas que enfrentaba la nación. Él declaró: “Hoy vamos a los tumbos por las sombras del desdén y el separatismo. Los valores, los principios y la determinación que nos caracterizan como un pueblo libre y democrático iluminarán nuestro camino. Así que sobreviviremos y seremos más fuertes, no sólo gracias al patriotismo que nace del amor por esta tierra, sino por aquél que nace del amor al prójimo”.
Por cierto que el verdadero patriotismo es más que amor por la patria, es amor por la gente. Ésa es la luz que nos guía hacia un futuro mejor. Celebremos vidas pasadas y presentes, cada una de ellas singular y magnífica. Que nuestras celebraciones sean encuentros de amor hacia aquellos que nos han hecho quienes somos. Sobreviviremos y avanzaremos como nación al amar la patria y al amarnos los unos a los otros.
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